Wednesday, August 1, 2007

Había una vez fútbol en Argentina.

Yo sé que hay muchos periodistas de TyC que cobran cheque (en realidad no cobran nada, solo prometen no echarlos) para decir que el nuevo sistema es una maravilla.

Pero el nuevo escenario lo único que revela es hasta que punto le quedan grande la AFA y el fútbol argentino a "nuestros" dirigentes y a los cráneos de TyC.

Este sistema de partidos codificados es usual en Europa donde la gente se abona a una señal paga para seguir la temporada de su equipo. Pero la televisión allí es digital y los equipos hacen erogaciones por millones de euros en contrataciones de jugadores para atraer al aficionado medio. Los estadios son modernisimos y presentan todas las comodidades (si es que se decide abonarse para concurrir al estadio).

Analicemos en cambio el triste panorama argentino:

Se fueron entre otros los siguientes jugadores:
Juan Pablo Carrizo, Oscar Ustari, José Sosa, Mariano Pavone, el Pocho Lavezzi, Mauro Zarate, el Tacuara Cardozo, Gonzalo Bergessio, el Lobo Lesdesma, el Cata Diaz, Leonel Nuñez, Castromán, Sebastián Leto, Sergio Romero...mas el Tecla Farías, Clemente Rodriguez, Mauricio Romero, el Ogro Fabiani, Sessa, Mauro Cejas, Larrivey, Ismael Blanco, Marioni, Sekagya, Valdemarín, ...

Salvo jugadores que tuvieron una temporada floja como Fernando Belluschi, Rodrigo Palacio, el Rolfi Montenegro o Radamel Falcao, se fueron practicamente todos los jugadores de cierto nombre.

Otro como Justo Villar (a pesar de sus fervientes deseos de abandonar el fútbol argentino) no recibió la deseada oferta (solo quizás por tratarse de un arquero de menos de 1,80 lo que torna difícil el interés europeo), mientras que el resto de los jugadores de cierta jerarquía todavía no se acomodó lo suficiente para retomar el envión europeo (Rosales por caso). Banega, Piatti, o Maxi Morales recién están haciendo sus primeras armas en primera, aunque no por eso van a dejar de ser vendidos (ver sino el caso de Di Maria o Romero, el arquero de Racing). El resto (salvo promesas de 19 años) todos jugadores de cabotaje.

Mientras esto ocurre, como nunca antes, los equipos argentinos de primera se reforzaron con jugadores del ascenso. Son mas de 30 las contrataciones de ese tipo. Y no es ideal que alguien pague un abono para ver las proyecciones de Mercier o las atajadas de Barovero.

Mientras tanto, se reduce la capacidad de las tribunas visitantes para forzar el exito del fútbol codificado. El que quiera ir de visitante, tendrá que negociar su ingreso con los barras bravas que seguramente se harán con todas las entradas destinadas a la visita. Para ir de local hay que ser socio (o de vuelta negociar la entrada con la barra).

Las "brillantes" transmisiones de TyC siguen siendo transmitidas por los monotonos Fabbri y Nelson. Un relator que no puede distinguir jugadores a más de un metro de distancia. Mientras que Fabbri intenta ganarse a la audiencia con estadísticas inservibles y chistes que no pasan ni un filtro de calidad tinellesco. Acompañados en campo de juego por el pensante Ramenzoni, que sube de categoría a comentarista en las transmisiones del ascenso.

No hablemos ya de la seguridad. El aumento de las entradas (impulsado por la TV) no mejorará en nada la calidad de la misma. De hecho hay gente que ya viene pagando plateas de mas de 100 pesos o costosos abonos y tiene que arrastrarse o camuflarse como un presidiario para ir a la cancha.

Los operativos de seguridad son nefastos, y los organismos que se encargan de organizarlos, inoperantes.

La TV no repite jugadas para subir el rating de sus programas. Es decir, uno se abona y paga una señal para recibir una sola repetición por jugada, para aumentar el rating de ese bodoque impresentable que es Fútbol de Primera, programa de TV carísimo, con cámaras de cine, pantallas de plasma y modernas grúas, pero absolutamente nulo en ideas. De hecho, las deficiencias enormes de ese programa tienen que recomponerse de alguna manera, en otros ciclos televisivos como Paso a Paso, para que uno minimamente pueda acceder a aquello que le importa (la visión de determinada jugada y no el copete monocorde a cámara de jugadores que apenas saben hablar).

Eso sí, la televisión por fin dejó de estafar a los clubes, y les otorgó un dilatado aumento (demorado durante casi un lustro) por los derechos televisivos. Aunque claro solo les sirva para pagarles el sueldo a Barovero y Mercier.

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