Trágica derrota de River. La canchereada en los escritorios volvió a salir cara. Como en el torneo pasado: 1) Un equipo que empieza el campeonato sin un patrón de juego definido., 2) Con jugadores que acaban de llegar o están sin ritmo (otra vez: los proyectos deportivos de 6 meses de duración de esta dirigencia y los miedos del cuerpo técnico hasta para reforzarse con las sobras de supermercado), 3) Con problemas internos de la barra, que desembocan en suspensiones que terminan perjudicando deportivamente al equipo, 4) con calendarios cargados fruto de esas suspensiones (y agudizados por la incertidumbre en el juego), 5) En canchas como las de Jujuy, San Juan, Olimpo y Argentinos, al filo del reglamento.
Es díficil a esta altura individualizar un responsable, simplemente decir que con Aguilar, Israel, Passarella, Zahavi, Rousseau, Alan y William Schenckler, Belluschi, Lavezzari, Girón, y Seveso (mas Tuzzio y Lussenhoff en el banco virtual, preocupándose por las llegadas tardes de sus compañeros, pero sin ellos poder levantar las piernas adentro de una cancha, ni voz de mando para levantar al equipo) se podría tranquilamente hacer "el 11 que llevó a este descenso a River". Este River que sacó 2 puntos de 9 y juega cada 3 días, con un equipo que se tiene que armar a nuevo (a excepción del arquero). Es terrible ver un equipo al que le sobran jugadores en muchos puestos (sin que ninguno pueda marcar la diferencia), y la falta mas absoluta en otros (la banda izquierda completa, el 9). Mala planificación deportiva, guita de refuerzos que no sale de River, pero que condiciona la formación del equipo y el futuro deportivo.
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