No digan boludeces muchachos. En los ya “legendiarios” 90 con el 1 a 1 no jugaba cualquiera en el fútbol argentino. Los jugadores (y entrenadores) que no encontraban club en el fútbol de primera de acá se iban a un equipo de mitad de tabla de España, Italia o Inglaterra (como segunda opción): Me acuerdo de “Corega” Russo, Lombardi, Cardetti y cía en el Salamanca, Desio en el Alavés, el Cai Aimar, Lopez y Caballero, Ferraro, Pompei, Acuña, Silvani, Basualdo, Mena, Astudillo, Casartelli, Taricco, Gastón Cordoba, Arzeno. Ninguno era Crespo o Verón, jugadores que se fueron por la puerta grande. El piojo Lopez, Batistuta, Zanetti o Gustavo Lopez. Cuando Boca empieza a ganar, la sangría (ante la crisis económica que se avecinaba) ya era evidente: (sin contar el retiro de Francescoli) Gallardo, Berti, Solari, Salas, Burgos en River; Bielsa, el Turu Flores, Trotta, Bassedas –después- en Velez; Cuper, Roa, Siviero, Mena y Hugo Morales en Lanús; Silas, Gorosito y Acosta en San Lorenzo; Menotti, Matute y Calderón en Independiente (hacía un tiempo se habían ido ya los Islas, Cagna, Rambert, Gustavo Lopez, Usuriaga, un tiempo después los Cambiasso, Forlán y cía.); Nacho Gonzalez en el quebrado Racing, por nombrar los casos mas salientes. Desde entonces el fútbol argentino se parece (y cada vez más) a un fútbol golondrina. En aquel entonces el campeonato argentino se empezaba a desmantelar. River intentaba reemplazar a los Francescoli, Ortega, Salas, Berti, Almeyda con jugadores como Pizzi, Castillo, Marcelo Gomez y Victor Zapata, mientras que Boca invertía cada vez mas dinero en proyectos a mediano plazo. Convengamos que si Palermo, Barros Schelotto, Ibarra, Cagna, y cia. hubiesen tenido una carrera prolífica en Europa el auge y la vigencia de este “supuesto mejor equipo argentino de los últimos 50 años” según la exageración de Varsky, no hubiese sido tal. Boca fue el primero que entendió el carácter de cabotaje del fútbol local, por eso se dedicó a armar su propia base con jugadores que no iban a ser seducidos por las grandes luces de Europa o la selección (Palermo, Barros Schelotto, los colombianos que fracasaron en los mundiales del 94 y del 98 y perdieron con River la Libertadores del 96). Sangría general e inversión fuerte fueron las claves de Boca. Los jugadores se adquirieron con el famoso Fondo de inversión (47.000.000 de dólares!!! en el periodo 95-98 sin contar los contratos por partido de Maradona y Caniggia, lo que se le pagó a Parque por las inferiores, a los profesionales como Griffa que vinieron a trabajar al club, las obras de casa Amarilla, los palcos de la Bombonera, etc). Bianchi llegó en Agosto del 98 y pulió lo que ya había, vendido Fabbri a Francia, prescindió de los “conflictivos” y costosos Caniggia y Latorre, se mostró partidario del retorno del Pepe Basualdo, pidió a Ibarra y alguno más. Quedó eliminado en la Mercosur, pero ganó el campeonato invicto con un fútbol efectivo, primer título del ciclo. Quiero decir, muchas veces cuando se recuerda vagamente la política económica y el modelo de país de aquellos años se olvidan muchas cosas. En el deporte que “del segundo nadie se acuerda”, de las circunstancias y las variables que llevaron al triunfo menos. En aquel entonces en el país con un 20% de desempleo, la rescisión operaba sobre los clubes, sobre las microempresas, sobre los organismos del Estado vaciado. Había empresarios que habían hecho fortunas con el modelo neoliberal, la privatización de grandes empresas, empresarios que se llevaban la plata afuera y de vez en cuando se daban el gusto de invertir alguna pequeña suma en el club de sus amores (sin ir mas lejos lo que hace ahora Abramovich, lo hacía Boca hace 10 años). El modelo de gestión en un club de fútbol como plataforma para un proyecto político nacional. Desde ese lugar es más fácil de entender las generosas contribuciones de empresarios y allegados al Mundo Boca (en un contexto que no ayudaba). Así se gestó el equipo del que habla Varsky. A los jugadores se los extorsionó de mil maneras para que no abandonen el club (nunca dentro de la ilegalidad hay que aclararlo). Palermo vio truncada su transferencia a la Lazio (by Mascardi). De esa época se recuerdan los insultos y cánticos a Salvestrini por parte de los jugadores -después del partido con Palmeiras- en el vestuario del club brasileño, los desplantes de Bianchi a Macri, el Topo Giggio de Riquelme. Solo se vendían jugadores cuando se intentaba una relación comercial a largo plazo con algún determinado club-empresario (el Villarreal y la familia Roig: Arruabarrena, Gaitán, Battaglia, Palermo, Cagna, Gustavo Barros Schelotto). Otra modalidad era el compromiso de adquisición de algún jugador por parte de un club grande de Europa, ocurrió con el Barcelona y Riquelme, Barcelona y Palacio (operación que quedó trunca), operaciones diagramadas previamente en papel, por afuera de las planificaciones deportivas (Van Gaal a Riquelme: “yo no te pedí”), la limpieza de los cabecillas que no se acoplaban a las reglas de conducta que establecía el club (los colombianos, Traverso, el Chelo Delgado). Desde entonces siempre la sartén la tuvieron los dirigentes (y si no que le pregunten a Maradona), por eso mas allá de rebeliones momentáneas, los jugadores entendieron que solo podían sacar partido, claudicando en el enojo del momento y apuntando al beneficio a largo plazo (los Riquelme, Palermo, Ibarra, Barros Schelotto y Palacio, Battaglia, Abbondanzieri, la famosa base de este equipo, lo entendieron así). Sabían los jugadores que no tenían la chapa para ser vendidos en 56.000.000 de dólares como Crespo a la Lazio, por eso asumieron la derrota económica. Mientras tanto River vendía adolescentes de 20 años -con apenas un par de años en primera- por cifras multimillonarias con la promesa (a sus hinchas) de que algún día iban a volver como lo hicieron Passarella, Ramón Diaz y Francescoli. Los jugadores nunca volvieron conociendo la conducta de sus dirigentes en aquellas transferencias. El resto de los clubes permanecía sumergido a las variables económicas del país, con jugadores que preferían jugar en la segunda B de España antes que en un club de acá (crisis 2001-2002). Otros 10 millones de dólares al comienzo de la era Basile para un segundo período de bonanza, un River que truchaba balances, pagaba deportivamente los favores de la AFA para no quedar en rojo y sufría los embates de la era Aguilar (llenando el equipo de “baldoseros de lujo” para cumplir con algún empresario), el resto apuntaba al cortoplazismo mas descarnado. No me quiero olvidar de un factor sustancial, como los actores de las comedias domesticas de Suar o las vedettes danzantes de Tinelli en Argentina, los jugadores de Boca se convirtieron en “heroes del continente” de la mano de la televisión. Para acelerar el mito, se programaron copitas a un partido organizadas por la empresa televisora que se contaban como Champions Leagues. Se multiplicaron los slogans publicitarios: “Papá Boquita otra vez a Japón”(un ardid para vender miles de paquetes turísticos, de hinchas bosteros que llevaban a las agencias de viajes la guita que sacaban del “corralito”), el “zar de Copas”, “el campeón de la Galaxia” y demases.
Hoy el esfuerzo está puesto en vender a los pibes de 20 (como hizo River a finales de los 90). A diferencia del club presidido por Aguilar, los dirigentes de Boca son más pillos. Saben que con la base del equipo consolidada, no se van a vender a las figuras centrales. Hay que vender a los pibes que recién arrancan (y ocupan un lugar secundario en el equipo) como si fueran las “futuras estrellas del fútbol mundial”: Tito “el Pajaro Caniggia” Noir, Fabián “el lateral izquierdo de la selección por los próximos 10 años” Monzón. Para que no mueran en Chacarita, Chicago, y San Martin de San Juan como sus antecesores: los Carreño, Chavo Pinto y el Pollo Herrera, hablamos por supuesto de jugadores (que a futuro) no tienen ningún lugar en el primer equipo. Para llevar adelante esto, se crea una movida de prensa con periodistas o redacciones “adornadas” (ojo también lo hace River, con la diferencia que no se dedican a tapar los mocos de Aguilar) que fogonean A DIARIO las bondades de estas pseudo estrellas y el interés galáctico de los principales clubes del mundo. De vez en cuando se le hace un llamadito a Don Julio para que el Coco o el Checho haga una convocatoria que sirva de vidriera. Se pasea a empresarios por todo el mundo con DVDS escuálidos de gambetas pero generosos en recortes periodísticos. Surgen intereses estrafalarios: Jonathan Maidana al Palmeiras y Ucrania en cifras millonarias, Monzón al Hamburgo en transferencia record. Así hasta que algún ingenuo pique como el Betis con Monzón. Muchas de las cifras que se manejan son incomprobables: así es como Banega, vendido supuestamente en 28 millones de dólares al Valencia en Enero, unos meses después es cedido a préstamo al Atletico de Madrid con una opción de compra de 11 millones de euros. ¿Qué kamikaze (dirigente español) blanquea una pérdida de mas de 10 millones de euros en 7 meses?. La frase de Varsky (un periodista serio que también picó) es el moño del paquete. Así se gestó Boca, el “mejor equipo argentino de los últimos 50 años”.
(el video es de un post mío publicado en Enero)
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