(Transmisión en duplex con el Blog de Boquita):
Llegamos a Tokio, después de casi 2 dias de viaje (28 horas de vuelo). Frío de morirse. En el avión me encontré con gente macanuda. Había un par de hinchas, todos con la camiseta de Boquita puesta. El más pintorezco de todos era un tal Orlando, un cincuentón que viajaba por primera vez de Caraza a Japón con su hija Cynthia para “seguir a Boquita a donde sea”. Como yo viajaba solo y ellos estaban una fila de asientos atrás mío, para sacar conversación me le acerque y le dije “quelastimaquenojuegarromán”. Copado Orlando, me comentó que Cynthia le pidió este viaje “en vez” de la fiestita de 15. ¡¡y que mejor que seguir a Boquita en esta incursión histórica!!. ¡!Japón papá …. gallina tekeremata!!!. Me dijo que para pagarse el viaje vendió el remise que laburaba, un Gol medio pistero, que Ariel el hermano de Cynthia, corría en el autodromo los fines de semana. Pobre Ariel (me decía Orlando). Fana de Boquita como Papá Orlando, hermana Cynthia y mamá Nancy. Pero “se re portó con la hermana”, le regalaron este viaje para que la nena cumpla el sueño de sacarse una foto en Tokio con Rodri Palacio. Hasta se trajo el vestido blanco para posar y todo, y una bandera con la inscripción: “ Cynthia es de Caraza y siguiendo a Boquita presente ”. Me pareció un poco largo y le pregunté como le había entrado todo, y me reconoció que todavía no lo habían puesto en la bandera y me preguntó si en Japón vendían “fibra”. Me contó además que se compraron una cámara digital para sacarse varias fotos por si alguna salía mal. La nena buena onda, me prestó un cd de Árbol cuando no me podía dormir. En otro de los asientos, había mas hinchas de Boquita copando el avión. El comisario de a bordo, un copado, matizaba el viaje pasando relatos de goles de Boca “decuando” Fantino estaba en Mitre. Orlando gritaba los goles y se emocionaba. Acompañaba cada grito de gol sollozando mientras repetía la misma frase con su garganta a punto de quebrarse: “Para vos Arielitooo!!”. Que tipazo Orlando!!. Me preguntó si en la comida del avión se podía pedir “parrilla”. A la mitad del viaje se calzó las pantuflas y un shorcito que se trajo “para matizar la calor” y estirar las piernas, y hasta me convidó con mate (me dijo que se había encanutado el termo en el freeshop, yo no le creí, medio camelero este Orlando jeje). Cynthia se ponía muy nerviosa y para paliar los nervios, se bajó (al hilo) 4 paquetes de “Don Satur”!!. Orlando se puso furioso: “Cynthia ¿Dónde vamos a conseguir los Don Satur en Tokio? Mami, aflojale con los bizcochitos que después ¡¡que comemos allá!! ”. Cynthia le contestó: “Sushi papi”. Orlan se ponía medio violento (y eso que todavía no habían servido alcohol): “No Cinti(?), a esas cosas raras le entras vos, a ver si me agarra una descompostura”. Cynthia al rato se pusó a llorar porque pensó que estaba gorda (y no le iba a entrar el vestido). Pobre Cynthia, ojalá pueda ver a La Joya(?). Orlando estaba chocho de poder conocer “otra cultura toto, igual yo Caraza no te lo cambió por nada ehh”.
Bueno mañana les sigo contando mas anecdotas imperdibles de acá en Japón. Todavía me mata el cambio de horario y no me puedo dormir, saludos.
El inodoro electrónico lo que mas les llama la atención a los bosteros.
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