Mantengo mi promesa de no hablar de River (aviso: los Chicago Bulls(?) nunca usaban el uniforme blanco de visitante, aclaro por si algún utilero cebado(?) no sabe interpretar las cábalas).
Hay algo que me rompe las pelotas muchísimo mas que Passarella, Aguilar, Palermo, Basile y Grondona. Una misión que en teoría parecía imposible (ni algunos comentaristas de este blog lo logran) en realidad SUCEDE. Sucede desde hace unos meses, con los sietemesinos Martucci, esa abominable pieza comercial que me rompe la cabeza cada vez que sintonizo cualquier programa relacionado con el fútbol y afines (hasta prefiero a Hasan cantando), diarios onlines, blogs amigos(?), etcs. Para empezar no soporto la voz de Apo. Por algo nunca fui oyente de su anodino programa de radio. Yo no sé si alguno probó alguna vez, pero escuchar "Todo con afecto" en Continental una tarde de sábado de lluvia merma el espíritu hasta de Hugh Heffner(?). Creo que hasta es peor que tener un póster gigante de foto carnet de Román Iucht en tu casa. Induce al suicidio, deprime. Entonces, no sé a que pelotudo se le ocurrió hacer esas animaciones en 2D que ahora están tan de moda, ligarlas con un desodorante para hombre, la literatura, el tango, el domingo y el fútbol(?). Encima el conjunto se mimetiza con el espíritu INSISTENTE (por no decir otra cosa) de su locutor. Promete nuevas entregas(?), se hace omnipresente.
La cosa viene mal de antes. Viene de Fontanarrosa y Soriano. Se creó un arquetipo (lamentable) de “futbolero culto”, que gusta de la música y la literatura (tratando de encontrar su conexión forzada por el fútbol). Pero el fútbol como cualquier área de la vida es independiente. Como las mujeres, la música, la literatura, el cine tiene espíritu propio. Sí, por su puesto no esta exento de los grandes relatos y las grandes épicas. El cine también y sin embargo ni literatura y ni cine son lo mismo. Que tampoco quiere decir que a uno le guste una sola cosa, pero: ¿se imaginan a alguien que para justificar su gusto por determinada música decide buscarle conexión con la literatura? Para revelar la inteligencia de los que hacen eso (caso Apo), la operación termina ciñiendo las posibilidades y limitando las representaciones a un arquetipo gastado y redundante al que se vuelve una y otra vez. Revela además el carácter secundario que se le otorga (desde el autoprejuicio) a un deporte al que se prejuzga (de manera torpe) que debe ligarse a disciplinas mas elevadas para conseguir su status de arte. Y al que en estos tiempos modernos, se pretende aggiornar, no el fútbol sino este mengunje folclorico alla Apo (reforzando otro prejuicio de que lo que se
está haciendo es muy aburrido) con un pedorra animación 2D.
Y todo para venderte un desodorante(?).
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